Esta pieza en doce escenas del catalán Jordi Casanovas es un tour de force, un duelo dialéctico entre un matrimonio con niño al fondo, dos personajes que han priorizado su deseo personal al interés común y ahora se encuentran en una situación sin retorno de destrucción, de derribo del otro con un hijo en medio que forma parte de la estrategia de victoria sobre el otro. La obra tiene un final contundente, dramático, angustioso donde la única novedad radica en cómo se llega a ese final. Una obra dura, sustentada en un diálogo de reproches, que deja un regusto a hiel en los labios.
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