Dryadalis de Jessica Galera Andreu
Cuando uno se enamora no puede dejar de mirar al cielo, muchacho. Como si las estrellas fuesen asideros que conspiran en un universo que puede proyectarte hasta su cima etérea; todo parece estar por debajo de ti y te olvidas de mirar al suelo. Pero conviene pisarlo con fuerza porque es ahí y solo ahí, donde podrás concederte un verdadero impulso, alejado de quimeras e ilusiones. Nadie te priva de conquistar el cielo, pero empieza desde la tierra.
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