Rojo y Oro de Iria G. Parente
Es cierto, soy el dios de la Vida..., pero jamás he salvado a nadie. Nunca he escuchado ni una de las plegarias que resuenan en mi cabeza a todas horas. ¿Por qué voy a hacerlo, si nunca nadie se ha preocupado de salvarme a mí?
|