El Zarco de Ignacio Manuel Altamirano
La verdad es, y este fenómeno aparece con frecuencia en el espíritu de la mujer enamorada, que el amante que en las entrevistas nocturnas aparecía siempre lleno de prestigio, ahora había perdido mucho de él. Ahora le veía de cerca, vulgar, grosero, hasta cobarde, puesto que soportaba las insultantes chanzas de sus compañeros que lastimaban hondamente a la mujer que amaba.
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