Una Distopica Utopía. Pletórica de disquisiciones filosóficas, mas deseables que reales , de acuerdo con las realidades históricas. Los hombres no suelen comportarse racionalmente durante los grandes desastres y la naturaleza misma pareciese estar llena de perversidad. En esta novela pareciese que el respeto campea en las situaciones mas disparatadas y extremas. Con la única intención de dejar intactas las condiciones para el renacimiento, o el florecimiento de una nueva cultura resignada y reasignada. La tierra permanece, pero no veo a los hombres ir y venir, sino asentarse en la molicie, a pesar de las carencias y reacostumbrarse muy fácil a la situación . Más aún, las épocas difíciles, abundan en quienes se erigen en Dioses salvadores, poseedores de la verdad universal, aunque de su universo quede muy poco. En esta ocasión es la situación, quien erige en Dios a un desolado perdedor, cuya mayor virtud resulta el ser víctima de las circunstancias. Su aislamiento, supervivencia, periplo “ evolutivo” sus conocimientos inútiles sobre cuestiones absurdas en ausencia de la cultura que las engendró, desde la escritura y lectura que a tal fin sirven para… nada. Aunque reconozco lo trascendente de la esperanza, desconozco a la fatalidad como depositaria de la misma. Y si “ El último hombre sobre la tierra estaba sentado, en eso tocaron a la puerta “ … Me ha atraído el tema, me ha gustado el ritmo de la escritura, pero me sabe a poco el trato que se les da a ambos. Pues en todo caso…. “ Dios ha muerto” . Absurda paradoja filosófica. Curioso símbolo un martillo invertido…o quizás no tanto + Leer más |