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La sombra del descuartizador de Gabriel Antonio Pombo
El rostro monstruoso se acercaba más y más por detrás de la flama de esa vela. También había cráneos blancuzcos que flotaban por delante y detrás de la toga escarlata. Todo daba vueltas y vueltas enloquecedoras. Ahora volvía a oír el cántico retumbante. Estaba inerme, amarrada a merced de las calaveras, de la mujer horrible de la túnica y la cogulla escarlata, del pájaro demoníaco con el afilado cuchillo de sacrificio en su mano.
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