Antártida, 1947: La guerra que nunca existió de Felipe Botaya García
Todos los demás también se fueron despidiendo de sus familiares y subiendo a bordo. Clark se acercó a Patrick. -Capitán Malone, quiero que regrese. ¡Es una orden! También se abrazaron en la despedida. [...]. Luego, Clark subió a la cubierta del submarino donde estaban todos en fila esperando poder despedirse del vicealmirante. |