El pantano de las mariposas de Federico Axat
—Soy una estúpida —me susurró al oído—, me gustaría ser valiente como tú. —Yo no soy valiente —respondí—, solo lo sé parecer. Había desaparecido ese velo mágico que hacía que pudiéramos decirnos casi cualquier cosa, mirarnos a los ojos y abrir nuestros corazones; dejamos la niñez atrás como la piel de una serpiente, y la pubertad nos arrebató la frescura de la verdad. Cada cual recorrió su camino. |