Medea de Eurípides
En primer lugar, tenemos que comprar a un precio altísimo un marido. Le pagamos para que se convierta en el amo de nuestro cuerpo; y pierden su buena fama las mujeres que se separan de su marido. Y si el esposo acepta convivir sin imponernos con violencia su yugo, envidiable es entonces nuestra vida. Y si no es así, es mejor morirse. Y dicen de nosotras que por vivir en casa corremos menos riesgos, mientras ellos combaten con armas: ¡vaya razonamiento estúpido!
|