Regreso a Howards End de E. M. Forster
—El dinero suaviza las aristas —dijo miss Schlegel—. Dios proteja a quienes no lo tienen. —¡Vaya! Esto es nuevo —dijo mistress Munt, que almacenaba ideas nuevas como las ardillas almacenan nueces y se sentía particularmente atraída por las ideas de quita y pon. —Hay que estar preparadas. —Nuevo para mí; las personas sensatas lo han sabido siempre. Tanto tú, como yo, como los Wilcox, vivimos sobre el dinero como sobre una isla. Está tan segura bajo nuestros pies que olvidamos su misma existencia. Solo cuando vemos tambalearse a alguien junto a nosotros nos damos cuenta de lo que significa una renta. Ayer noche, mientras hablábamos aquí, junto al fuego, yo empecé a pensar que el alma del mundo es la economía, y que el abismo más profundo no es la falta de amor, sino la falta de dinero. |