El milagro metabólico: Aliméntate bien, controla tu peso y convierte tu cuerpo en tu mejor aliado de Carlos Jaramillo
Deseo vivir porque deseo leer mucho. Leer lo que me proponga leer. Deseo escribir para leer mejor, para leerlo casi todo. Leer en soledad, leerle a mi mamá, a mis estudiantes, a los asistentes de clubes de lectura y talleres literarios. Deseo vivir. Encontré un sentido en la palabra que se lee, que se escribe y que se pronuncia. El lenguaje es mi destino, más aún el lenguaje literario. Y para vivir y vivir mucho y vivir mejor, sí o sí, admistámoslo, es necesario adquirir habitos saludables. Habitos que permitan una vida equilibrada sin dependencias a fármacos ni drogas ni vicios. Por eso y solo por eso, porque quiero vivir sanamente y que mi único vicio sea la literatura, leí este libro. El milagro metábolico es un regaño alimenticio fundamentado con bases científicas. Es una palmada en las manos para que nosotros, niños desobedientes, soltemos ese veneno dulce llamado azúcar y asumamos de una buena vez la responsabilidad con nuestro cuerpo. Carlos Jaramillo regaña con la dureza de sus argumentos que van y vuelven y que son tan reiterativos que se vuelven cansones. Critica a la industria gastronómica mundial. Le corta la garganta a las multinacionales que nos saturan diariamente con venenos que acaban con nuestra salud comida tras comida, gramos tras gramo, gomita tras gomita. Me gusta la valentía del señor. Sale a defender su causa con los parámetros necesarios como para convercer a cientos, aunque sean pocos los que, al fin y al cabo, se decidan por una "buena información para su cuerpo". El milagro metabólico es plastilina para que lector entienda que lo que consume a diario puede o matarlo o llevarlo a una vida armónica. El autor redunda hasta más no poder, insiste y vuelve a explicar. Es un libro de 300 páginas que fácilmente se pueden resumir en 50 o incluso en menos. Pero Jaramillo sabe que somos tercos, incrédulos de estos descubrimientos de la medicina funcional. Se propone fastidiarnos con sus reiteraciones que uno termina u odiándolo o riéndose por sobrepasar los límites. A mí me conveció. Sobretodo porque la información de este libro se complementa a la de otros investigadores que sigo y que proponen la plenitud del ser humano desde el cuerpo y la mente a través no solo de la alimentación sino de otros habitos complementarios. Esto puede parecer autoayuda, ¿Toda enunciación que intenta equilibrar el intempestivo caos del humano es autoayuda? Por lo general, la sensibilidad artística se ha asociado a los excesos. Sabemos de las 50 tazas de café de Balzac, de los litros semanales de alcohol que embriagaban a Pessoa o de la inevitable adicción a la leche de Kafka. No obstante, no creo que para ser artista haya que tener tendencias al desequilibrio. Además, la mayor parte de los seres humanos son excesivos en alguna sustancia y solo un pequeño porcentaje posee una considerable sensibilidad artística. El equilibrio también pronuncia solemnidades, la felicidad también es creadora y no solo de autoayuda. A eso quiero apostarle. + Leer más |