Los nueve sastres de Dorothy L. Sayers
A la derecha y a la izquierda, por delante y por detrás, lo único que se veía era un terreno pantanoso. Eran las cuatro pasadas del día de Nochevieja y la nieve que había estado cayendo toda la jornada había teñido el cielo de un color gris brillante, como si fuera de plomo.
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