Cada siete olas de Daniel Glattauer
Otra vez, todavía: ¡TÚ! Mis armarios repletos de emociones cuidadosamente guardadas. Qué ingenuo fui al pensar que podían haber desaparecido por sí solos. Pronto me recordaste que no había final sin principio. Nos encontramos. Te vi. ¡TE VI! ¿Qué iba a decirte entonces? ¿Qué decir ahora?
|