Manual de poesía para robots de Daniel Cantos Pardo
No tenía ni idea de lo que era, pero el idioma de los borrachos es universal. Colocó un vaso pequeño delante de mí y lo colmó con aquella bebida transparente. Lo tomé entre mis dedos con ansia y lo vacié de un trago. Golpeé con mis nudillos la barra dos veces mientras mis labios dejaban escapar un bramido ahogado por el ardor que quemaba mi garganta al paso del brebaje. Era fuerte.
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