Mujeres que corren con los lobos de Clarissa Pinkola Estes
Casi todas las mujeres pueden percibir el más mínimo cambio en el humor de otra persona, pueden leer rostros y cuerpos -con eso que se llama la intuición- y, por medio de un sinfín de minúsculas claves que se unen para facilitarle información, adivinar lo que encierran las mentes. Para utilizar estos dones salvajes, las mujeres tienen que permanecer abiertas a todo. Sin embargo, esta misma apertura hace que sus límites sean vulnerables y les deja expuestas a las lesiones del espíritu.
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