El papel pintado amarillo de Charlotte Perkins Gilman
En ese papel hay cosas que sólo sé yo; cosas que no sabrá nadie más.
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Calificación promedio: 5 (sobre 128 calificaciones)
/Las historias cortas que componen "El papel pintado amarillo" son obras importantes de la literatura feminista y continúan resonando entre los lectores de hoy. La escritura de Gilman es singular y hermosa, con una característica pedagógica que nos permite comprender los desafíos de la mujer a principios del siglo XX. Una lectura obligada para cualquier persona interesada en la literatura feminista o la historia del tratamiento de la salud mental.
El papel pintado amarillo de Charlotte Perkins Gilman
En ese papel hay cosas que sólo sé yo; cosas que no sabrá nadie más.
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El papel pintado amarillo de Charlotte Perkins Gilman
John es médico y quizá, quizá esa sea la razón por la que no me recupero más rápido. ¡Él no cree que esté enferma! Y una, ¿qué puede hacer? Si un médico reconocido, que es su esposo, le asegura a amigos y parientes que en realidad no le pasa nada, mas allá de una pasajera depresión nerviosa —una leve tendencia histérica—, ¿qué va a hacer una? |
El papel pintado amarillo de Charlotte Perkins Gilman
No sé por qué tengo que escribir esto. Yo no quiero. No me siento capaz. Y sé que John lo vería absurdo. Pero tengo que decir lo que siento y pienso de una manera o de otra... |
El papel pintado amarillo de Charlotte Perkins Gilman
Si hubiera llegado a comprender los términos del contrato unilateral con Satanás, los Tiempos de Brujería se habrían prolongado, de eso pueden estar seguros.
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Matriarcadia de Charlotte Perkins Gilman
Nos habíamos acostumbrado a ver a las mujeres no como hembras sino como gente, gente de todo tipo que hacía todo tipo de trabajos.
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El papel pintado amarillo de Charlotte Perkins Gilman
En mi vida he visto un papel peor. Es uno de esos estampados recargados y estridentes que cometen todo tipo de tropelías artísticas. Lo bastante anodino como para confundir al ojo que pretende recorrerlo, pero lo bastante pronunciado como para resultar irritante y provocar un estudio obstinado.
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El país de las mujeres de Charlotte Perkins Gilman
Habíamos llegado a aceptar con bastante facilidad la vida de “El país de las mujeres” como normal, porque era del todo normal: de hecho, ninguno de nosotros clama por mera salud, paz y trabajo feliz. Y lo anormal, a lo cual estábamos tristemente tan acostumbrados, ellas nunca lo habían visto.
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El tapiz amarillo de Charlotte Perkins Gilman
John no sabe lo que sufro; sólo sabe que no hay motivo para que sufra, y con eso se da por satisfecho.
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El papel pintado amarillo de Charlotte Perkins Gilman
Empezó a rebelarse contra esa gran conciencia masculina dominante y violenta. Recordó con claridad repentina cosas que había leído, sermones que había escuchado, y le molestó cada vez más la preocupación de los hombres por el punto de vista masculino. (Si yo fuera un hombre)
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