Celeste Martín Martín
Pues cuando la veas llorar, no la dejes sola, acompáñala. Para lo bueno y para lo malo, las lágrimas siempre deben ir acompañadas. Siempre necesitamos a alguien para celebrar algo, o, en el peor de los casos, para abrazarnos y consolarnos. Si tienes el valor de dejarla sola, acabarás arrepintiéndote.
|