Gringo viejo de Carlos Fuentes
No sé si el gringo y la señorita Harriet se dieron cuenta de que la revolución era ese remolino que arrancó a los hombres y a las mujeres de sus raíces y los mandó volando, lejos de su polvo quieto y de sus viejos cementerios y de sus pueblecitos recoletos – dijo el coronel Frutos García mirando hacia las aguas veloces y turbias del Río Bravo del Norte.
|