Las malas de Camila Sosa Villada
El tumor de nuestro resentimiento. La amargura de nuestra orfandad. El lento homicidio cometido sobre las de nuestra especie, las zorras, las lobas, las pájaras, las brujas. Voy a repetirlo a pesar del pecado literario: y también las ganas de matar. Muy fuertes, provenientes de un lugar desconocido y sin nombre, la madre de nuestra violencia, allá en el fondo de nuestra memoria, todo ese registro olvidado en el proceso de desensibilización al que nos sometíamos día a día para no morir.
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