Canción nocturna de Benjamin Alire Saenz
No dejo de mirar un pedazo de periódico que se agita con el aire. Luego, una ráfaga de viento lo lanza contra el alambre de púas, y este lo destroza en un instante. Así me siento. Creo que Dios es el viento. Para él todo es un juego. Él. Dios. Y todo es bastante aleatorio. Él, con su bolígrafo, graba en nuestros corazones en blanco. Cuando fue mi tuno, escribió triste.
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