Cádiz de Benito Pérez Galdós
Diciendo esto, doña Flora desarrollaba ante mis ojos en toda su magnificencia extensión el panorama de gestos guiños, saladas muecas, preciosos mohínes, arqueos de cejas, repulgos de labios y demás signos del lenguaje mudo que en su arrebolado y con cien menjurjes albardado rostro servía para dar mayor fuerza a la palabra.
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