Movimiento perpetuo de Augusto Monterroso
Alguien que a toda hora se queja con amargura de tener que soportar su cruz [...] es a la vez la cruz del otro, que amargamente se queja de tener que sobrellevar a toda hora la cruz [...] que le ha tocado cargar en esta vida, y así, de cada quien según su capacidad y a cada quien según sus necesidades.
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