Una bruja sin escoba de Antonia J. Corrales
Desde siempre, desde que tuve uso de razón, había sabido que era distinta al resto y que aquello, mi condición de bruja, no iba a cambiar. No era un vestido de quita y pon, ni un rasgo de carácter que se pudiera modificar. Mis cualidades habían nacido conmigo y se irían cuando yo dejara de existir
|