Heike monogatari de Anónimo
Gran pesar causaba en los Heike el paso de los días de la naciente primavera, cada vez más largos, pues recordaban en sus conversaciones aquellos momentos felices de sus vidas en la capital de Heian cuando veían florecer el melocotonero o brillar la hermosa luna de una noche, o cuando se entregaban al placer de recitar poemas o de tañer instrumentos, o cuando jugaban a la pelota o competían con el arco o dibujaban en los abanicos las hermosas pinturas o se entretenían en distinguir plantas o insectos.
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