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El vagón de las mujeres de Anita Nair
No deberíamos esperar nada de nadie. Así no sufriríamos desilusiones.
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Calificación promedio: 5 (sobre 21 calificaciones)
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El vagón de las mujeres de Anita Nair
No deberíamos esperar nada de nadie. Así no sufriríamos desilusiones.
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El vagón de las mujeres de Anita Nair
Cuando se llega a cierta edad, nada importa. Lo único que quieres es mantener la serenidad y dejas los sueños y los arrebatos para las que tienen sangre caliente en las venas. Las emociones son para los jóvenes; a los viejos no les sirven de nada. Y tampoco los favorece, según había decidido hacía mucho tiempo.
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El vagón de las mujeres de Anita Nair
Hace veintiún años, al subir a la litera del compartimento de mujeres de un tren que iba de Bangalore a Madras, descubrí un mundo inesperado. Una vez cerrada la puerta y encendida la lámpara azul de noche, las mujeres de mediana edad que viajaban conmigo en el compartimento iniciaron una conversación que me mantuvo cautivada en mi lecho. Era una conversación sin tapujos sobre suegras, nueras, maridos, sirvientes, sueños olvidados y ambiciones aparcadas; sobre miedos secretos y posibilidades por explorar. La combinación del espacio confinado y la confianza que da el anonimato, puesto que entre ellas nos e conocían, convirtió aquel compartimento en un confesionario. La candidez, la subversión, la fuerza sutil y el coraje de aquellas mujeres inspiraron El vagón de las mujeres.
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El vagón de las mujeres de Anita Nair
Hacía mucho tiempo que Akhila no se vestía con colores brillantes y prefería ocultarse detrás de tonos polilla. Pero aquella mañana Akhila era una mariposa, vestida con tonos mágicos y alegre abandono. ¿Dónde está la polilla? ¿Por qué no pliegas las alas? ¿Por qué no sigues intentando aparentar que tú y la madera sois una misma cosa? ¿Por qué no te ocultas entre las cortinas?, preguntaban los ojos de Padma.
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El vagón de las mujeres de Anita Nair
"No te conviertas en una de esas mujeres que se arreglar para agradar a los demás. La única persona a la que debes agradar es a ti misma"
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El vagón de las mujeres de Anita Nair
Siempre he creído que el cambio es posible, sin importar la edad que una tenga ni las condiciones en las que viva. De hecho, creo que el cambio y la esperanza están relacionados. Que si no hay esperanza, no hay cambio. En este sentido, este libro fue una especie de advertencia de que una tiene derecho a cambiar, como una tiene, también, derecho a esperar.
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El vagón de las mujeres de Anita Nair
¿Qué les voy a decir?, se preguntaba Akhila. Y de repente no tenía importancia. Akhila supo que podía decir a aquellas mujeres lo que quisiera. Sus secretos, sus deseos y temores. A cambio, podría preguntarles cualquier cosa que se le ocurriera. No volverían a verse nunca más. |
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El vagón de las mujeres de Anita Nair
Akhila es una de esas mujeres. Hace lo que se espera de ella; de lo demás sólo sueña. Por eso colecciona sinónimos de esperanza igual que los niños coleccionan billetes usados. Para ella, la esperanza está entretejida con los deseos no satisfechos.
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El vagón de las mujeres de Anita Nair
No te conviertas en una de esas mujeres que se arreglan para agradar a los demás. La única persona a la que debes agradar es a ti misma. Cuando miras a un espejo tienes que sentirte a gusto con tu reflejo.
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El vagón de las mujeres de Anita Nair
-¿Eres feliz? -preguntó Prabha Devi. -¿Hay alguien feliz? - respondió Akhila. -Depende -dijo Prabha Devi colocándose un mechón de pelo detrás de la oreja-. Depende de cómo se defina la felicidad. |
¿Quién mata al elfo Dobby?