Un perro de Alejandro Palomas
Hijo. Nadie dice como lo dice mamá, porque nadie apunta ni golpea así, con el aire comprimido que une las cuatro letras. A pesar de las luces y de las sombras que nos separan, de las cuentas pendientes y de los rincones más ventilados, a pesar de todos los tropiezos, las torpezas, las teclas desafinadas y las piezas perdidas del rompecabezas que somos juntos y también por separado, mamá sigue siendo esa porción de vida que tengo asegurada, la quiera o no la quiera, la nombre o no, la asuma o no. Mamá es y luego está, y aunque deje de estar sigue siendo, y eso ocurre tan poco, aparece tan poco en la vida, que, por mucho que me empeñe, siempre termino aceptando su amarre porque con ella hago pie.
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