La promesa de
Damon Galgut
Sudáfrica. La del Apartheid. La del aislamiento internacional. Los Swart son una familia de colonos holandeses formada por "Pa", "Ma" y tres hijos cuyos nombres comienzan por a letra "A": Anton, Astrid, Amor.
Galgut aprovecha esta familia y este país para darnos un paseo a través de la historia del mismo vía funerales. Si, si. Funerales.
Quien quiera leer esta historia sabe ya (y si no lo digo yo) que hay que ponerse el traje y las medias negras, el collar de perlas, un maquillaje discreto y prepararse para saltar de uno a otro. Hasta cuatro, si cuatro, nos ofrece Galgut para contarnos (aprovechando que estamos todos juntos) cómo evoluciona la familia Swart al compás del propio país.
Cuatro funerales y cuatro hechos históricos: el primero sucede durante el momento del Apartheid y el/la difunto/difunta aprovecha para sacar una promesa (de ahí el título del libro) a su cónyuge. Y no, no cuento más.
El segundo, ya consolidada la "unión", ocurre en el momento en que Sudáfrica juega la final del Campeonato Mundial de Rugby (se puede ver la película de Invictus para ir haciendo boca y aprovechar las interpretaciones de Matt Damon y Morgan Freeman, al que, por cierto, algún que otro medio de comunicación confundió con Mandela en el momento de su defunción y cambió la imagen). La "promesa" sigue dando vueltas alrededor de la familia.
Tercero. SIDA. Miles de muertos en Sudáfrica. Una epidemia que golpeó al mundo entero pero se cebó en en el continente africano. Ojo Spoiler: el/la difunto/difunta no fallece por esa enfermedad. De nuevo se reúne la familia y, por tercera vez, surge el tema de esa "promesa"
Cuarto. La época más actual. Cuando las ilusiones y esperanzas de Sudáfrica y de la familia Swart andan ya muy de capa caída.
Podría contar más cosas, pero ya está bien de atrevimiento por mi parte.
Me ha gustado mucho. Sobre todo esa comparación de la evolución de una familia con la de un país entero en varios momentos de vital importancia para el último e inolvidables, también, para una familia que, cada vez, debe enterrar a uno de sus miembros.
No es larga, pero se disfruta mucho si se lee despacito.
Un privilegio poder leer estas historias.
Un privilegio poder contar con ellas.
Un privilegio el que me guste leer y pueda disfrutar de muchos momentos "inolvidables" a lo largo del día, cada vez que cojo un buen libro.
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