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5 libros recomendados por Elaine Vilar Madruga

 

Artículo publicado el 15/10/2023 por Lucía Moscoso Rivera

 

«La selva es un dios hambriento» es la premisa con la que se presenta  El cielo de la selva (Lava Editorial, 2023), cuento de terror caribeño, novela sobre las maternidades, sobre los cuerpos de las mujeres y su lugar dentro del sistema, sobre la locura o en contra de la cordura impuesta. Libro político y rebelde que se mueve entre lo realista y lo fantástico, algo característico en su autora, Elaine Vilar Madruga, dramaturga, poeta y narradora cubana, una de las voces más interesantes de la narrativa actual en español. 

 

 

Conversamos con Elaine sobre esta novela, sobre el oficio de escritura y algunas recomendaciones literarias: 5 libros con los que dialoga su propia obra. 

 

Antes de hablar de El cielo de la selva, cuéntanos cuál fue tu primer contacto con la escritura literaria ¿qué te llevó a escribir? 

 

La lectura. Empecé a escribir la primera vez que sentí que no existían cuentos suficientes en el mundo. Yo era muy niña entonces y quería más y más, quería enloquecer de amor por mis propias historias. Dos de mis tías abuelas soñaron con ser escritoras, pero ninguna lo intentó seriamente. Una de ellas guardó sus cuentos en una gaveta hasta el día de su muerte, la otra acumuló ideas en su cabeza durante décadas hasta que la demencia masticó por completo aquella novela que nunca llegó a escribir. A las mujeres de mi familia les costó liberar el cuerpo, la memoria y la lengua. No hay nada más peligroso en el mundo que un cuerpo, una memoria y una lengua que se saben libres. A mí la lectura me liberó pronto, me hizo desear la posibilidad de exponer las entrañas y sentarme a escribir con ellas. Recuerdo que en mi infancia —en aquellos interminables apagones de Cuba— me sentaba cada noche bajo la claridad de un quinqué y su llamita apestosa a queroseno, con una libreta de páginas amarillas en la que garabateaba mis primeros cuentos. Allí empecé a jugar con las palabras. Desde entonces me he propuesto seguir jugando con ellas, y con el paso del tiempo he intentado que ese juego sea además un testimonio biopolítico de mi vida y del pedazo de Historia que me ha tocado recorrer. Tardé años en darme cuenta de que aquel gesto en apariencia caprichoso de mi infancia fue también mi primer acto de resistencia.

 

Vienes de la dramaturgia y hay algo de la creación teatral que se hace presente en tus novelas. ¿De qué manera se permea la escritura teatral en tus narraciones?


Para mí la vida es un acto teatral, un performance en el que estamos condenados a ser espectadores y protagonistas, nos guste o no. Me fascina asistir al acto consciente de colocar esa idea en mis novelas, y me alegra saber que en ellas puede sentirse y saborearse el teatro a nivel de piel. Si involucras tus sentidos en la puesta en escena de un libro, entonces es que su esencia dramática ha llegado de alguna manera a ti. Soy una mestiza a la que le gusta que su literatura también lo sea, y que en ella todo se contamine, y todos los caminos se crucen: la poesía, lo narrativo, la dramaturgia.

 

El cielo de la selva es una novela sobre las maternidades, sobre los cuerpos de las mujeres y su lugar en el sistema. ¿Cuál es el germen de esta historia?


Mis dos bisabuelos maternos obligaron a mis bisabuelas a parir diez hijos cada una. Mientras uno jugaba a los gallos y el otro era el respetadísimo concejal de su pueblo, mis bisabuelas se jugaban la vida en cada parto, se le reventaban los pechos de tanto amamantar y envejecían con cada niño que llegaba al mundo y con cada máscara que tenían que colocarse sobre el rostro para mantener la estabilidad de la familia. A pesar de todo, tenían que continuar pariendo la descendencia de aquellos dos hombres por el bien del hogar y la «decencia» de la casa. Era una violencia cotidiana que estaba instrumentalizada en el cuerpo de aquellas bisabuelas mías a las que le enseñaron a normalizar la opresión. Una opresión que ejercía, sí, el cuerpo del esposo y de los hijos, pero también el cuerpo simbólico del hogar, del país, de las normas sociales y culturales. Lo irónico es pensar que una historia así forma parte del pasado, y que ese pasado no volverá a suceder en un tiempo semejante al que nos ha tocado vivir, porque para muchas mujeres a lo largo y ancho de esta tierra es una realidad del día a día. El cielo de la selva es una novela sobre la violencia que construyó los pilares de mi familia y la escribí porque los cuerpos de mis bisabuelas me siguen doliendo. Aunque tardíamente, quiero darles a ellas el derecho al grito, a la rabia, al desamor, el derecho básico a aullar la furia a través de la literatura.

La locura es otro de los temas que aborda la novela. ¿Un leitmotiv?


Lo veo más bien como una oportunidad de hablar contra la dictadura de la cordura. Soy hija y esposa de profesionales de la salud mental, y he vivido siempre cerca de cuerpos que han cruzado los límites de lo que definimos usualmente como la «norma». Es muy común deshumanizar esos cuerpos y esas mentes, infantilizarlos, burlarnos de ellos o temerles. Es muy común aislar, patologizar, desechar. Nuestra cultura se alimenta de esa segregación: de un lado de la verja ponemos a los «sanos», del otro lado de la verja, a los «enfermos». Los primeros supuestamente curan, institucionalizan, medican y toleran a los segundos. Pero, qué asco de cultura la que funciona así. Qué asco de humanidad la que así piensa. Como autora, me interesa la disección anatómica de esa humanidad que somos, de esa que necesita sentirse superior a otros y aplastar y apartar lo diferente. 


Estamos ante un texto literario y a la vez político. ¿Crees que la escritura puede o debe desligarse de lo político? 


Todos ocupamos un lugar político en el mundo y nos toca ser conscientes de ello. La literatura es, por su propia naturaleza, un acto y un testimonio de ese lugar que habitamos y de la realidad que nos interesa construir y revelar. Al menos yo siento que mi cuerpo es un testimonio político. Los huesos de mis muertas lo son. Los feminicidios, los desplazamientos, los exilios y las violencias cotidianas me han cartografiado, y por tanto forman parte de mi cuerpo político. Ni en mi escritura ni en mi cuerpo podré jamás despegarme de lo que constituye el tuétano más íntimo de mis dolores, mis furias y mis gritos.

Recomendaciones de lectura para la comunidad de Babelio, 5 obras con las que dialoga tu escritura:



Nuestra parte de noche, de Mariana Enríquez

 

 

«En este libro entendí por primera vez lo que significaba la belleza de la oscuridad y lo mucho que puede brillar esa belleza dentro de ti mientras lees. Mariana construye con esta novela una de las arquitecturas más preciosas de la literatura de las últimas décadas».


Cadáver exquisito, de Agustina Bazterrica

 

 

«Esta novela es un singular estudio anatómico de la naturaleza humana ante una situación extrema, es una inmersión profunda en los abismos que llevamos por dentro, esos abismos silenciados que mueven las aspas de nuestra inquietud lectora».


Pelea de gallos, de María Fernanda Ampuero

 

 

«Cada relato te arrastra de uno a otro universo en una vorágine maravillosa. La genialidad de la autora radica, precisamente, en conducirnos por ese laberinto sin dejarnos caer. Es uno de esos libros que no quieres ni puedes olvidar. María Fernanda Ampuero sabe cómo poner en marcha los ejes del temor y la zozobra».


La glándula de Ícaro, de Anna Starobinets

 

 

«Podría recomendar varios libros de esta autora, pero elegí este porque creo que reúne algunas de las historias que más he disfrutado leer en los últimos años. Anna Starobinets juega a los malabares con nuestras furias y miedos, y luego poner a cocer la mezcla a fuego lento».


Agujero, de Hiroko Oyamada

 

 

«Es un libro que dialoga con las incertidumbres, un libro cuerpo que construye lentamente atmósfera y sensaciones, y que luego se ocupa por llevarte páginas adentro para trasmitirlas. Como lectora, me gustan las experiencias inmersivas que me obligan a cuestionarme la realidad y el lugar que, como constructora de esa realidad, ocupo. Este libro lo consiguió con creces».

 

Descubre El cielo de la selva de Elaine Vilar Madruga, publicado por Lava Editorial

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